jueves, 20 de agosto de 2015

La basílica de Majencio

El Emperador Majencio empezó la construcción de esta famosa basílica romana, pero fue terminada por Constantino tras derrotar a Majencio en la batalla de Puente Milvio en el año 313.
Por su grandiosidad y perfección técnica, es uno de los mejores exponentes del arte romano que nos explica hasta donde llegaron en el control de la obra, elección de materiales y complicidad con el poder político.
La derrota de Majencio hizo que la basílica quedase al servicio de Constantino, quien introdujo unos importantes cambios. Majencio había diseñado un eje longitudinal con ábside a poniente. Constantino prescindió de este eje, para construir uno nuevo dirección Norte-Sur, construyendo un nuevo ábside en el lado Norte y un pórtico con columnas en el lado Sur.
El edificio constaba de una nave central y dos laterales, la longitud total pasaba de los 100 metros, la anchura pasaba de los 85 y la altura de los 35. La nave central estaba cubierta con bóveda de arista y las laterales tenían bóvedas de cañón dispuestas perpendicularmente en relación al eje de la nave, esto permitía tener tres espacios separados por los contrafuertes que aguantaban el empuje de la bóveda, en el espacio central es donde Constantino situó su propio ábside. Las inmensas columnas situadas entre «capillas laterales» eran ornamentales, no estructurales, el empuje de la bóveda no las afectaba en absoluto. Todo el contrarresto estaba soportado por los contrafuertes que sobresalían por encima de las naves laterales que además tenían unas aberturas o pasos para el mantenimiento de los tejados. A diferencia de las basílicas que consideramos de tres naves, Majencio era de una sola nave, tenemos que recurrir a la Basílica de Montserrat, para interpretarlo mejor, tanto en una basílica como en la otra, a los contrafuertes les practicaron unas aberturas entre capillas para poder pasar de la una a la otra sin tener que molestar al pueblo que asistía a los oficios.
El cierre perimetral no efectuaba ninguna función estructural, pero permitía iluminar completamente el edificio con unos grandes ventanales agrupados de tres en tres, esta misma distribución se repetiría en los ventanales que iluminaban la bóveda principal.
Para aligerar peso, material y mucho dinero, a todas las bóvedas (central y laterales) les practicaron unos lacunares octogonales, unas cazoletas que podían pintar y decorar, como lo tiene por ejemplo el Panteón de Roma y que se ha aplicado a muchos techos con trabajos hechos con madera principalmente en el Renacimiento. Las bóvedas eran de pozzolana (cemento), que esparcían por encima de los moldes que después retiraban para dejar las bóvedas vistas.
Un terremoto dejó la basílica como la podemos ver: la nave Norte con sus tres tramos y parte del cierre de levante (foto Wikipedia).
Para efectuar el trabajo se han confeccionado unos dibujos en 3D que muestran varias vistas del edificio.
El siguiente conjunto de planos intenta reproducir el edificio de Majencio con el ábside a un lado, se ha prescindido del atrio de entrada.
En el siguiente conjunto de planos, se ha aplicado una sección o corte, en el centro del contrafuerte situado entre el segundo y tercer tramo del lado Norte y se ha aplicado un segundo corte o sección en el lado Sur, en el centro de la bóveda del segundo tramo. Se ha prescindido del ábside de Constantino ya que estructuralmente no aportaba ninguna novedad; la decoración aplicada quizás no refleja la grandiosidad de la basílica, tampoco es el objetivo. Es ésta sección la que se ha intentado reproducir en maqueta.
En este tercer conjunto de planos, se ha pretendido explicar cómo funcionaba estructuralmente la basílica, sabemos que los arquitectos romanos no conocían ni vectores ni resultantes pero intuían perfectamente por donde descargaban las fuerzas. La resultante de los empujes de las aristas confluían en la parte superior de los contrafuertes, no en las columnas. En el dibujo se ha elevado en exceso la línea resultante hasta hacerla sobresalir por encima del contrafuerte, esto no pasaría nunca, sólo se ha hecho para ayudar a interpretarlo mejor.
Al querer crear un apartado utilizando maquetas, Majencio fué la primera opción ya que en el fondo era la más antigua de todo lo que pretendía representar, fue precisamente a la hora de construir la bóveda de la nave central donde me atasqué y tuve que volver a los orígenes y trabajar con cimbra como lo hacían los albañiles en la antigüedad, de ahí que ésta maqueta ocupe el tercer puesto en la lista.
La foto superior muestra la cimbra que nos ha permitido construir la bóveda y las enjutas simultáneamente, los estribos que sobresalen debajo de la parte semicircular, son las galgas que han ayudado a centrar las bóvedas.
La maqueta que se presenta es modular y se desmonta por partes: se pueden quitar los tejados, prescindir de una nave lateral, ver la sección longitudinal o ver el interior de la nave lateral con las aberturas entre capillas, las interioridades de las bóvedas tanto laterales como central, etc.

La siguiente foto, detalle de la maqueta, nos permite ver la entrega de las bóvedas hacia los contrafuertes, si observamos el lado derecho podemos ver en el interior de la bóveda, un espacio tronco piramidal invertido, esta solución no la utilizarían nunca los romanos , pues ataca directamente la columna que se rompería por el peso de la bóveda, en cambio si observamos la siguiente fotografía que es de el interior de una bóveda gótica (en frente la bóveda, a la derecha la enjuta), podemos observar perfectamente este espacio vacío, pero desde el punto más bajo de la fotografía hasta llegar al capitel de la columna aún hay más de 5 metros de piedra, por lo que los empujes pueden salir por las cabezas de los arbotantes y no afectar a las columnas. Si volvemos a la maqueta y observamos la entrega izquierda, veremos que está completamente lleno de material, esto conlleva mucho más peso, pero al mismo tiempo eleva el centro de gravedad y hace que el empuje ataque el contrafuerte y deje la columna libre de presiones.  

El profesor Robert Willis en el libro "Remarks on the Architecture of the Middle Ages, 1835" (libro digitalizado por Google), lámina inferior, podemos observar como su sección muestra también el reforzamiento del contrafuerte y se intuye que la columna no recibe ningún esfuerzo, en la parte inferior derecha el dibujo nos muestra un piso soportado por un entablamento con columnas. El señor Willis todavía no conoce el nombre del templo y en alguna ocasión habla de "baños romanos" y en otro punto lo define como "Templo de la Paz". La parte superior de los contrafuertes los acaba con unos cubos prismáticos y en éstos sitúa el paso para el mantenimiento de cubiertas, no tiene sentido practicar estos pasos cuando tiene toda la cubierta completamente diáfana para poder circular, en segundo lugar al no llevar estos “cubos” hasta el final del contrafuerte, no le añade peso extra y los contrafuertes no trabajarán tan bien como se espera de ellos.